18 septiembre 2007

Cuentacuentos 45 (doble)

- Quiero que mi vida sea de esas que se inmortalizan en un libro.

Lo soltó y se quedó tan ancha. Marcos la observó con una mezcla de incredulidad y hastío.

- De hecho, voy a buscar a alguien para que escriba mis memorias.

Marcos suspiró, ¿unas memorias? tuvo ganas de gritarle en su perfecta cara de perfecto y blanco cutis.
Se mordió la lengua para no escupirle lo que realmente pensaba, que sus memorias se podrían resumir en un panfleto como los que se reparten en la calle, que dos cuartillas sobrarían para contar su vida, que no era nadie realmente importante, que tenía 19 años y era modelo, y nada más, que en 19 años lo más interesante que había hecho era caminar a lo largo de una pasarela luciendo unos trapitos que costaban más de lo que valían. Pero no lo hizo.

Se levantó y sin dirigirle ni una mirada salió de la habitación.

No dijo nada porque no merecía la pena.

En su hermana la belleza era su mayor bendición, pero también su maldición, seguramente mientras el salía del salón ella ya habría olvidado que la había dejado con la palabra en la boca.

Su madre la había educado en la idea de que si eras tan hermosa como ella lo era, no hacía falta nada más, y ella había sabido adaptarse a la comodidad de aquella filosofía de vida.

Marcos no era de los que pensaba que las chicas guapas eran todas tontas, conocía a muchas mujeres realmente hermosas que además eran extremadamente inteligentes, sin embargo Lorena lo era, tonta y vacía.

Hacía años que no podía conversar con ella porque para ella no existía nada fuera de su mundo, un mundo de peluqueros, estilistas, maquilladores, y por encima de todos ellos, diseñadores.

Los diseñadores adoraban a Lorena, porque era la perfecta maniquí, tan perfecta que no le sorprendería que acabara convertida en uno un día cualquiera. No daba problemas y se limitaba a lucir las colecciones, no preguntaba, no opinaba y siempre sonreía.

La perfecta mujer objeto, el adorno que todo amante de la belleza querría en su colección.

Subió las escaleras de dos en dos, abrió una puerta despacito y contempló a la mujer que dormía entre las sábanas de una enorme cama, sonrió, allí sí que había una mujer hermosa, por dentro y por fuera, una mujer que había valido la pena conocer, una mujer que había sabido vivir y amar, una mujer cuya vida podría llenar muchos libros.

Viéndola dormir plácidamente, Marcos notó como el enfado se diluía.

Cerró la puerta con suavidad y se dirigió a su cuarto, de las tres mujeres que vivían en aquella casa solo aquella merecía realmente la pena, su abuela.


(Me faltan un par de frases, pero no me encajaban en esta historia, así que las dejo para otra ocasión)

11 comentarios:

JT dijo...

Carabiruísticamente perfecto, como siempre :O

Tras el tono de desprecio inicial, el cariño y admiración de los últimos párrafos es... genial.

PD: Tu blog me dice unas palabras más bonitas... Mira lo que quiere que escriba hoy:

Ydyvuem

Klover dijo...

Hola Carabiru!

Cuanto tiempo! El giro final de la abuela y sobre todo su descripción me ha gustado. Y la reflexión que mandas en cuanto a la superficialidad de algunas personas guapas no podía haber dado más en la diana. Leyendo tu relato me han venido a la mente cosas tan absurdas (en mi opinión...y sin meterme con nadie)como supermodelos o la pasarela cibeles que meten en los telediarios... Un besote! Genial verte por aquí de nuevo, ya sabes que me suele gustar mucho lo que escribes.

Luz de Luna dijo...

¡Genial!, en todas las reflexiones de Marcos... no es el ser guapo lo importante de las personas, sino su hermosura en conjunto, ¿de que sirve ser Bello/@, sin alma?.
¡Chapó!.
Besitos.

Laura Luna dijo...

Me gusta la crítica que haces a la sobrevaloración de la belleza física y el cariño con el que describes a la abuela y a su belleza. Sin embargo, has de mejorar la estructura; usas frases demasiado largas y haces que el lector se pierda un poco. Mejorando la puntuación, conseguirías relatos perfectos^^

Por cierto, me encanta que retomaras mi frase. Te eché de menos esa semana.
Un beso
Mun

Anónimo dijo...

Me encanta que hayas dedicado lo mejor de la historia a la abuela. Yo a la mía la adoraba y no pasa un sólo día en que no recuerde algunas de las magias que me dejó y que tanto me están sirvierdo en la vida.
Tu historia entera es una pasada...
Las páginas de internet dedicadas a dar consejos para convertirse en verdaderas maniquíes, corroboran lo actual y extendido de tu mensaje. Es una pena, de que tantas jóvenes estén dedicadas al ritual de la belleza y las que no lo son, se convierten en cadáveres andantes.
Un abrazo y abogo por la belleza completa de alma y cuerpo.

Pugliesino dijo...

Resistí la tentación de comenzar por el final. Incluso pensé que tras tu ausencia podría este cambiar la esencia que caracterizaba tus historias. Pero mereció la pena aguardar y leer la narración, dejarse llevar por ella para reencontrarme con la magia del final.
La crítica social y más del tema que tratas siempre está bien expresarla, y todas las ocasiones son pocas. El uso de maniquíes humanos es denunciable siempre y el hecho de coincidir todos en el tema nos haga parecer que nos hacemos con el control de tu historia, pero como te decía, nos quedaba el final para devolvernos a la historia, al relato, a un cuento entrañable.
Un abrazo, gran retorno!

wannea dijo...

y dices que se ha ido la magia???? pero que dices!!!! tu has leido la maravilla que has escrito??
me encanta, como describes la personalidad de cada uno te tus personajes, como parece que los moldees a tu gusto... muchos bessos!

PD: muchas gracias

Tamaruca dijo...

Qué cuento tan precioso.. Además tengo pasión por mi abuela, me tocaste el punto débil...

Mmuaa..

Anónimo dijo...

Oh...
No conozco a nadie guapa y tonta. Las hay guapas y las hay tontas, mezcladas... hombre puede que no me caigan bien, pero ese es otro tema.
En este mundo tiene que haber de todo!!
un besote wapa!!

Queralt dijo...

Muy buena la historia, una idea genial que se debería tocar más a menudo, creo yo. Porque se le ha dado un protagonismo desmesurado a lo que ahora se llama belleza cuando no es más que (en la mayoría de los casos, no en todos, claro)un problema de salud. ¿Os habéis fijado que, se empeñan en estar tan delgadas que impepinablemente tienen que ir al gimnasio para darle forma a sus hombros y pantorrillas (que algunas veces tienen más forma y volúmen que los muslos) y pasar por el quirófano para ponerse tetas? Claro, se quedan sin cuerpo, pero después tienen que rellenar algo... en fin, es un tema que duele mucho la verdad. En mi caso, tengo una amiga que nunca podrá tener hijos por estos motivos.
En todo caso, son modas que, por algún motivo, no somos capaces de sacudirnos su efecto.
El relato muy bueno, me ha gustado mucho cómo diferencias las sensaciones que tiene cuando mira a la hermana y cuando mira a la abuela. Corto pero intenso, la verdad y no le ha faltado ni una coma par dejar bien claro qué piensas.
Me ha gustado mucho.

Mermelada de cerezas y muchos besitos.

Queralt.

LaCaja31 dijo...

no cuela, tu conoces a una lorena que va de diva por la vida...

Me gusta la idea de que a partir de una frase se haga una historia. Tienes muuuucha imaginación!

Se me ocurre otra: a partir de una foto.

bico