25 febrero 2007

Cuentacuentos 1: No desesperes, yo estoy aquí, a tu lado

"No desesperes, yo estoy aquí, a tu lado"
Ya ni recordaba cuantas veces ella le había dicho estas palabras.
Miles de veces había conseguido insuflarle de nuevo las ganas de vivir diciéndole precisamente eso.
Y él, ciego de amor, remontaba cualquier contratiempo y volvía a vivir, simplemente vivir, por ella, con ella, para ella.
"No desesperes"
Cuando su primera exposición recibió críticas durísimas, solo sus palabras evitaron que se dejase dominar por la desesperación.
Había desesperado cuando su mano comenzó a temblar, cuando sus cuadros dejaron de ser lo que habían sido, pero por ella, solo por ella, aprendió a superarse, y a convivir con el mal que lo empezaba a minar.
"Yo estoy aquí"
Sí, ella había estado allí, desde el primer día, y por ella había logrado todo lo que se había propuesto.
Ella estaba allí, en los momentos malos, que habían sido muchos, y en los buenos, que nunca eran suficientes.
"A tu lado"
Y solo por su presencia, allí a su lado, siempre a su lado, no había desfallecido, había logrado desarrollar todo su potencial, había llegado a ser un artista que sin ella no habría existido.
Por su compañía había logrado salir del agujero negro en que se había hundido cuando su enfermedad empezó a impedirle llevar una vida normal.
Por su compañía había decidido que la vida era hermosa pese a todo, y que por ella valía la pena vivir, vivir con ella, por ella, para ella...
"No desesperes, yo estoy aquí, a tu lado"
Pero ella ya no estaba... se había dado cuenta al despertar, aún antes de notar su cuerpo frío a su lado, había sabido que ya no le acompañaba.
Y la observó, bella como siempre, bella como el primer día, con su perpetua sonrisa, pero con los ojos apagados para siempre.
Y lloró, lloró como nunca había llorado, porque ahora ya no estaba a su lado, porque no estaba con él, porque ahora sí que podía por fin desesperar...
Lloró hasta que de repente lo vió claro, ahora podría irse sin causarle penas ni tristezas, ahora ya no le podía hacer daño deseando morir, deseando escapar de aquel cuerpo que ya casi no le pertenecía, que ya no le permitía dignidad...
Nunca se lo había dicho, pero ella tenía que saber, que si el vivía en ese cuerpo que se marchitaba indecente, lo hacía solo por vivir con ella, por ella, para ella...
Cogió con parsimonia el frasco, lentamente, para que el temblor no lo hiciese caer alejando un poco más el momento de descansar.
Despues de muchos esfuerzos consiguió abrirlo, pensando en ella, en que su vida sin ella no era vida, se tragó la veintena de cápsulas que quedaban.
No fue tan fácil como pensaba, pero tampoco tan difícil como podría ser, al fin y al cabo morir era solo eso, morir.
Publicado en spaces el : 23 agosto 2006

1 comentario:

Carabiru dijo...

Chami
Cuánto tiempo!!!

Qué bonito...

qué escasa estoy de palabras hoy...
29 agosto 23:15
(http://unadulcevoz.spaces.live.com/)

Scry
Qué triste...
Me gusta cómo has separado la frase explicando en cada una, una parte de la historia.
Un besito de frambuesa!
27 agosto 16:39
(http://vvsm.spaces.live.com/)

Soy el Chino
Me encantó.
Me dejaste pensando.

Besos.
25 agosto 19:16
(http://valentinmaps.spaces.live.com/)

Marta
Wow...menuda historia....
Mal día para leer algo así...
Un mar debesitos
23 agosto 22:05
(http://elbesodoisneau.spaces.live.com/)

мą®ίą
Ufff!! qué historia más dura! No me gustaría tener que estar en la piel del protagonista ni tener que pasar por eso... De todos modos, yo creo q en la misma situación yo haría lo mismo... a fin de cuentas, somos demasiado cobardes como para continuar sin esa persona especial, ¿verdad?
Me gustó leerte por primera vez (o eso creo), muchos besos y muchos aplausos para tu historia.
23 agosto 21:13
(http://unpaseopararecordar.spaces.live.com/)