23 agosto 2007

Cuentacuentos 44: Todo el mundo va...

Todo el mundo va a su bola, menos yo que voy a la mía, será por eso que escribo casi siempre el último día... y será por eso que justamente esta semana no sé qué escribir...
No desesperes, yo estoy aquí a tu lado, para que me busques en momentos como este. No es que no sepas, es que impresiona eso de llevar un año cuentacuenteando.
Y a pesar de todo sigues sin creerme, ¿verdad?, no es eso, es que no se me ocurre nada, la frase me gusta, pero mis neuronas se niegan a hilar palabras.
Que equivocada estás niña, las palabras están ahí, en tu cabecita morena, esperando a que te sientes y las hagas salir.
Siempre soñé con convertirme en fotógrafa, o diseñadora, o escritora, o arquitecta, lo mío es crear, mi hermano, en cambio imaginaba que era un pirata cuando jugaba con su espada de madera. Pero hoy estoy seca, de verdad que no puedo.

Una vez más huía de su pasado la niña, y su inspiración no sabía qué más decirle, después de años sin coger un lápiz, hacía 365 días que había empezado su periplo en aquella iniciativa, y ahora volvía a sentir ese miedo.

¿Recuerdas cuando mirábamos las estrellas? Las dos juntas, que para eso somos la misma, alguna vez empezamos a contarlas, alguna vez imaginamos que mil y una historias podrían nacer de nuestros dedos inspiradas por ellas.
Sí, lo recuerdo, ¿recuerdas tú la primera vez que vimos amanecer? Hacía frío aquella mañana, y sin embargo el calor del sol naciente compensaba el esfuerzo de madrugar.
Era de noche y sin embargo llovía ya la luz por detrás de la montaña, en realidad sería lo contrario a llover, puesto que la luz se deslizaba hacia arriba.
¿Ves? Ya vuelves a hilar palabras con cierto sentido y belleza.
Pues sí, a ver si me sale algo "Tras la repentina muerte de Ángela ya nada volvió a ser lo mismo aunque todo era aparentemente igual".
Buff, a veces eres un poco cursi ¿eh? como Aura.
¿Quien es Aura?
Aura es una mujer que escribe novelitas de esas mal llamadas románticas. Los argumentos suelen ser algo así como "La niña se perdía dulcemente en su vida hasta que el fogoso leñador llegó a sacarla de su insulso cuento de hadas. Al principio ella cree odiarle, pero finalmente, la pasión la hace caer en sus brazos".
A veces eres algo malvada. Pero no nos vayamos por las ramas, esta noche, a las doce en punto acaba mi primer cumpleaños como cuentacuentos, y no tengo nada.
Venga, pues pongámonos, ¿qué soñaste esta noche? quizá eso nos sirva para empezar.
Las cálidas alas de un ángel acariciaban mi rostro esta mañana, pero al final no eran alas, era e. gato que me hacía cosquillas, y claro, al despertarme así no pude pensar en lo que había soñado.
A ver, y si miramos en internet... mira, mira, en un Ikea en Noruega dejan dormir a gente por las noches.
Sobre centros comerciales de noche ya escribimos una vez, ¿no te acuerdas? creo que la frase era algo así "El centro comercial había quedado en penumbra".
Es verdad, pues nada, no podemos repetirnos, ya sabes "Las palabras vuelan, lo escrito permanece" no me acuerdo como es en latín, pero eso, que si luego alguien se da cuenta de que nos autoplagiamos, vaya corte.
Buff, esto va mal, va muy mal.
Venga, cierra los ojos por un momento y respira, piensa en cosas que te gusten.
El sonido de los árboles me tranquiliza, quizá si abro las ventanas y dejo que el sonido del jardín entre...
Sí, aprovechemos, el sábado comenzará las obras el vecino, así que abrir la ventana será un infierno de ruidos y martillazos.
Pobre, ¿sabes que le robaron el otro día en la tienda? Colocaba la trastienda cuando comenzaron a sonar las sirenas, y aunque salió a toda prisa ya tenía el escaparate reventado y faltaba bastante ropa. Me lo contó ayer, pobre, le escuché en silencio porque escupir aquella historia parecía costarle demasiado.
Ahá. Veamos ¿hemos escrito sobre vampiros?
Sí, ¿no te acuerdas de la trilogía que empezaba por "Matar formaba parte de la naturaleza de Laura"?
Es verdad, y la acabamos con aquella que al principio nos pareció difícil "La mirada que le devolvió el espejo no era la suya", creo que no usamos en ninguno de los tres cuentos la palabra vampiro, jejejeje.
No, al principio no fue consciente, pero luego me hizo gracia. Ais... cuantas frases hemos usado ya... y dentro de nada Cuentacuentos llegará a la frase 100...
Oye, yo sigo preguntándome quién será el Señor de las Historias.
Yo también pero creo que la magia reside en no saberlo.
¿Y si escribimos algo triste?
Ya hemos escrito varias aunque algunas más que otras, "A veces mi alegría se convierte en desgracia" fue una, ¿recuerdas que no sabíamos como acabarla?
Sí, y se te ocurrió ponerle una nota de humor después de tanta tragedia.
También intentamos con la magia, aunque no salió demasiado bien, ¿como empezaba?
"Al cerrar los ojos despertó la magia que llevaba en su interior" o algo así, mejor no acordarse.
¿Ves como a veces no soy capaz? aunque siempre que estoy atascada recuerdo tu sonrisa de niña esculpiendo la mía desde dentro, obligándome a reírme de mí misma.

La inspiración se acuerda de esos momentos, cuando confusa, se despierta entre sueños y la ve perdida, con los dedos en el teclado, sin saber como seguir, y entonces le da el empujoncito necesario. A veces le tiemblan las manos cuando tiene que elegir entre un tema u otro, pero la inspiración sabe que puede hacerlo.
Venga, no te agobies, también podemos dejar la frase y hacer una historia con dos la semana que viene.
No, eso lo hago cuando no me queda más remedio por falta de tiempo. Todavía recuerdo la primera historia que hicimos así, empezaba por "A las ocho menos cinco se apagaron las luces" y acababa con "Brotaba pintura de entre sus dedos".
Me gusta esa historia, nos quedó redonda, ¿eh?
Desde luego eres modesta hasta decir basta.
Mira quién habla...
A ver más noticias: "Un hombre logra evitar el robo de su chalet.El silencio de la noche fue su aliado al alertarle las pisadas del intruso en la grava del jardín."
Esta no me gusta, a ver, cosas del corazón: "Le conocí a través del messenger, y apenas dos días después de mi cumpleaños, él me dejó el regalo más romántico en mi e-mail..."
Buff, no leas tonterías, anda, eso no me va a ayudar. A ver qué echan en la tele, me rindo por un rato, luego lo intento. Mira, un documental sobre Jack el Destripador, ¿qué dicen? "La última imagen que quedó plasmada en su retina fue la de su asesino, sólo las víctimas en sus últimos momentos supieron quién era el despiadado Jack". ¿Y en este otro? Anda, mira, hablan de dibujantes, fíjate en ese dibujo, los hombros del ángel se estremecen mientras llora, ¿no te parece raro que los ángeles lloren?
Apaga eso, ponte a escribir ¿o quieres que pase como con el homenaje a la letra?, lo dejaste, lo dejaste y al final no escribiste nada.
No me riñas, tú tampoco lograste sacar nada de aquello.

Una enorme sonrisa asomó a sus labios, la había pillado y lo sabía, su inspiración era muy orgullosa, y aquel traspiés en su trayectoria no le gustaba.

Venga, recordar cosas alegres para poder escribir. ¿Te acuerdas de los regalos que me mandaba papá desde Suiza? Yo sí, recuerdo uno en especial, era mi cumple y al llegar del cole había un paquete para mí. Había soñado con ello mil veces y allí estaba, entre mis manos temblorosas la primera caja de Lego que tuve, llena de piezas de colores, arbolitos, muñequitos...
Érase una vez una niña feliz con su caja de Lego.
Mira que eres tonta, ¿todavía estás enfadada por lo de antes?
No hay mayor desprecio, que no hacer aprecio.
No seas rencorosa, anda. Venga, sonríe. Como cuando salió nuestra frase aquella semana "Nunca he sabido hacer el equipaje", al principio tenía pensado algo triste, pero llegaste tú a echarme una mano y al final nos salió algo bastante personal.
Sí, ahora pelotea.
Pero si sabes que te adoro, como todo lo importante, ocurres de repente, llegas cuando te necesito, y no solo para los cuentos, ya lo sabes.
A ver, que siempre tengo que ayudarte. Mira alrededor y dime lo que ves.
A ver, por ejemplo el título de aquel libro llamó poderosamente mi atención en la librería y por eso lo compré.
¿Qué más? Inténtalo, ¿o al final me vas a decir que la fábrica de sueños cerró por vacaciones?
Aquella flor me la regaló el chico aquel tan tímido, el que una noche me dijo "Hola, ¿Bailas conmigo?", estaba tan nervioso mientras bailábamos que ni siquiera tuvo tiempo de despedirse cuando se dio cuenta de que iba a llegar tarde a casa.
Te conozco demasiado bien, algo ya estás tramando para la historia, ¿a que sí?
Para esta no, porque la frase no le pega, pero tengo ganas de escribir alguna erótica, la última vez que lo intenté fue con la historia al revés, y al final no quedó tan bien como me habría gustado.
¿Y ciencia ficción? Nunca lo hemos probado, o fantasía "Luke, yo soy tu padre..." uf, no me sale...
Jejeje, mira que eres payasa.


Por la puerta aparece una bolita de pelo atigrada, el gatito correteó juguetón entre sus piernas, para volver a salir disparado por el pasillo, quizá hacia el lavadero, que parecía la habitación del deseo del animal, llena de cuerditas, redecillas, pinzas... y mil y un objetos susceptibles de convertirse en su juguete. A veces, nada más despertar, se gira y lo descubre a su lado mirándole con sus preciosos ojos verdes.

¡Creo que ya sé qué escribir!
¡Muy bien, pues adelante!

Pues eso, que hoy es mi Cumpleaños en Cuentacuentos, y no se me ocurrió mejor forma de festejarlo que hacer una historia que incluyese todas las frases que sirvieron de inspiración a lo largo de estas 52 semanas.

13 agosto 2007

Cuentacuentos 43: Nada más despertar...

Nada más despertar, se gira y lo descubre a su lado.
Sonríe.

Un rayo de sol ilumina la ventana, y la luz dibuja cuadraditos luminosos en las sábanas blancas y en su cara.
El sol de la mañana hace que la habitación blanca reluzca desdibujando cualquier sombra que pudiese estar oculta en un rincón.
La única nota de color son unas rosas amarillas.

Sus dedos aparecen por debajo del edredón y acarician los contornos de lo que ve a su lado.
Con cariño.

Apenas se mueve, concentrada en lo que está viendo, sus dedos trazan líneas, con cuidado, como si tuviese miedo de que un movimiento brusco pudiese romper en mil pedazos el momento que está viviendo.
Vuelve a sonreír.

Sus labios se mueven, aunque a penas se escucha más que un murmullo.
Parece una canción.
Una nana.

Fuera, en el alféizar de la ventana se posa un jilguero.
Mira curioso hacia el interior de la habitación, y empieza con su concierto matutino, llenando la habitación con sus trinos.

Sonríe por tercera vez, pero sigue sin moverse, y en sus ojos parece faltar algo.


Desde fuera de la habitación, a través del cristal de la puerta, dos hombres la contemplan.
Uno, con barba descuidada, y mirada triste, el otro, con bata blanca y un expediente en la mano.

- Parece tan feliz, Juan.
- Ya, pero su felicidad es producto de su fantasía.
- ¿Sigue con sus delirios?
- Cada mañana lo mismo, despierta "viendo" a vuestro hijo a su lado, le acaricia, le canta...
- La echo tanto de menos...¿Se curará algún día?
- Ojalá pudiese decirte que sí, Luís, de veras, pero no lo sé, el shock de verlo morir fue demasiado fuerte.

Baja la cabeza, derrotado. El doctor le pasa el brazo por los hombros y le abraza.

- Tienes que ser fuerte, hermano.

Se alejan por el pasillo.

- Ese pájaro...
- Cada mañana desde que la trajiste aquel día, viene a cantar a su ventana.

07 agosto 2007

Cuentacuentos 42: Le escuché en silencio porque...


Le escuché en silencio porque escupir aquella historia parecía costarle demasiado.

Su voz era más grave de lo que yo me había imaginado, una voz que sorprendía viendo el cuerpo del que brotaba.

Era la primera vez que le hablaba con él, aunque le conocía de antes, no físicamente, sino a través de sus libros.

Y ahora le tenía frente a mí, sentado al otro lado de la mesa, improvisando para mí un gran cuento, el mejor de los que yo había leído.

Se notaba que estaba haciendo un gran esfuerzo, aunque dada su edad tampoco es que me sorprendiese demasiado.
A menudo se pasaba la mano izquierda por la frente como secando un sudor inexistente, para luego apretarse los ojos con el índice y el pulgar, y por último cerraba una mano sobre el puño del otra y proseguía con su relato.

Yo le observaba con ojo experto, maravillada por el cuento que me estaba contando, como he dicho, el mejor de todos.

Despacio fue desarrollando la trama de un asesinato, el de un joven escritor, al que el protagonista mataba por que éste le había robado una historia, la que sería su última obra.
Por lo visto, el veterano escritor, sabía algo de lo que nadie más tenía noticia, una terrible enfermedad estaba minando su salud desde dentro, y había concebido aquel último manuscrito como una despedida, del mundo, de su hija y de su vida.
Estaba claro que no iba a permitir que un advenedizo se quedase con su último esfuerzo, y con la paciencia que le habían dado los años había planeado cuidadosamente cómo matarlo.
Sin embargo el viejo escritor era bueno en lo suyo, pero de asesino profesional tenía poco, así que además de ser un crimen difícil de ocultar dada la reciente notoriedad de la víctima, había cometido varios errores imperdonables, así que finalmente, y como un caballero se había entregado a la policía inmediatamente después del asesinato.

En cuanto acabó su relato le pedí por favor que lo escribiera tal cual me lo había contado en unos folios que le entregué.
Le vi escribir con pulcra letra palabra por palabra el cuento que acababa de relatarme, sin abandonar ni por un momento el gesto resuelto aunque ligeramente agotado.
Cuando dos agentes se lo llevaron esposado después de firmarlo, vi que le dirigía a su hija la mirada orgullosa de un buen padre.

Pedí a los dos agentes que esperasen un momento, y mirando a su hija en vez de a él a través del cristal de la sala de confesiones le dije algo que había querido decirle desde que había empezado su fantástico cuento:

"¿Sabe? Siempre he creído que sus obras eran muy buenas porque el final nunca era lo que parecía..."